Sobre el acto de nombrar (Parte II)
- Patricia Meléndez Aguirre
- 22 feb 2018
- 3 Min. de lectura
Analizo mi nombre y no recuerdo el agua de bautismo, ni entiendo esa palabra al paso de la cual se gira mi cabeza.

Años de niña, ecos de un solo nombre, color de identidad para soñar con nombres diferentes, ocultos en diarios, tan sólo conocidos por blancos personajes semihumanos.
Y un día llegas tú y me identifico, me dices: -Margarita- y me conozco: la belleza perenne, la sencillez botánica a la margen del río.
Cada nombre es un mantra, se escribe en el destino muy antes de nacer nuestros abuelos.
Me llamo si me nombras, y ya no necesito de otro sueño. Ahora y siempre vomitaré una estrella cuando te nombre.
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