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Hay daños que se están gestando en los hijos y que los padres no se atreven a ver

Foto del escritor: Patricia MeléndezPatricia Meléndez

Hace unos meses Victoria Prooday, reconocida educadora y terapeuta por la Escuela de Medicina de la Universidad de Toronto, escribió un texto en el que advierte sobre el riesgo que actualmente corren los niños bajo un ya dominante modelo socio-cultural que ha modificado la forma en que se vinculan con el mundo; se trata del fuerte impacto que esto ha causado en su estado emocional. Esto pasa frente a nosotros, sin embargo es silente y sutil; las estadísticas nos llaman a poner atención:

1 de cada 5 niños presenta algún problema de salud mental.

Existe un incremento del 43% en el diagnóstico de TDAH.

Se ha observado aumento del 37% en depresión juvenil.

La tasa de suicidios en jóvenes de 10-14 años incrementó en un 200%.

Las cifras son preocupantes y la evidencia hallada lo sostiene.

No se trata sólo de un incremento en los diagnósticos, ni únicamente de causas biológicamente determinadas, tampoco tiene que ver exclusivamente con fallas en los modelos educativos; esto va más allá de eso y por más doloroso y difícil que resulte de admitir existe corresponsabilidad entre estos factores y la manera en que el núcleo familiar interactúa, o no...No se trata de niños que han nacido con alguna discapacidad y que pese a los mejores esfuerzos que sus padres hacen para proveerlos de un adecuado balance entre su entorno y estilo de crianza siguen luchando con ello; se trata de aquellos niños cuyos desafíos están muy determinados por los factores ambientales que los padres, con sus mejores intenciones, les brindan a sus hijos.

¿Qué sucede?

Hoy en día los niños se ven privados de los fundamentos de una infancia saludable, como por ejemplo:

  • Padres emocionalmente disponibles.

  • Límites y orientación claramente definidos.

  • Responsabilidades.

  • Nutrición equilibrada y sueño adecuado.

  • Movimiento y al aire libre.

  • Juego creativo, interacción social, oportunidad para tiempos no estructurados y aburrimiento.

En cambio, los niños encuentran:

  • Padres digitalmente distraídos.

  • Padres indulgentes que permiten a los niños "gobernar el mundo".

  • Sentido de derecho en lugar de responsabilidad.

  • Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada.

  • Estilo de vida interior sedentario.

  • Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y ausencia de momentos aburridos.

Los resultados pueden ser devastadores. Los hijos pagan por la pérdida de la infancia bien equilibrada con su bienestar emocional.

¿Como arreglarlo?

Es necesario un despertar y volver a lo básico:

  • Establecer límites y recordar que la posición de padres no es la misma que la posición de amigos.

  • Ofrecer a los niños un estilo de vida equilibrado y lleno de lo que NECESITAN, no solo lo que QUIEREN. ​

  • No temer a decir "¡No!" si lo que quieren no es lo que necesitan.

  • Proporcionar alimentos nutritivos y limitar los bocadillos. ​

  • Pasar una hora al día en espacios verdes: andar en bicicleta, caminar, pescar, observar aves/insectos. ​

  • Tener una comida familiar diaria sin tecnología. ​

  • Involucrar a los hijos en una tarea diaria del hogar. ​

  • Implementar una rutina de sueño consistente para asegurar que duerman bien en un dormitorio sin tecnología.

  • Enseñar responsabilidad e independencia. ​

  • No protegerlos excesivamente de pequeñas fallas. ​

  • Entrenar las habilidades necesarias para superar los mayores desafíos de la vida: No empacar su mochila, no cargarle la mochila, no llevarle a la escuela su almuerzo o cuadernos olvidados, no pelarle una fruta cuando ya cuenta con 5 años. Enseñar las habilidades en lugar de hacerlo por ellos.​

  • Enseñar la gratificación retrasada y brindar oportunidades para el "aburrimiento", ya que el aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta: No sentirse responsable de ser el equipo de entretenimiento de los hijos. No usar la tecnología como una cura para el aburrimiento. Evitar usar la tecnología durante las comidas, en autos, restaurantes, centros comerciales. Usar estos momentos como oportunidades para entrenar sus cerebros para funcionar bajo el "aburrimiento". Ayudarlos a crear un "kit de primeros auxilios para el aburrimiento" con ideas de actividades para los momentos de "estoy aburrido".

  • Estar emocionalmente disponible para conectarse con los niños y enseñarles la autorregulación y las habilidades sociales: Apagar sus teléfonos hasta que los niños estén en la cama para evitar la distracción digital, convertirse en el entrenador emocional de los hijos, enseñar a reconocer y lidiar con la frustración y la ira, enseñar a saludar, tomar turnos, compartir, a ser empáticos, a tener modales en la mesa, habilidades para conversar.

  • Conectar emocionalmente: sonreir, abrazar, besar, hacer cosquillas, leer, bailar, saltar.

¡Debemos hacer cambios en la vida de nuestros hijos antes de que toda esta generación de niños sea medicada! Todavía no es demasiado tarde, pero pronto será ...

Retomado de la publicación original escrita por Victoria Prooday ubicada en https://yourot.com/parenting-club/2017/5/24/what-are-we-doing-to-our-children

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